En diálogo con ELDELEGADO, el secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Industria del Gas (STIGAS), Pablo Blanco, valoró el triunfo de Fuerza Patria en la provincia de Buenos Aires y destacó el rol del movimiento obrero en el acompañamiento al gobernador Axel Kicillof.

El dirigente gremial planteó que la unidad sindical fue un mensaje político contundente frente al modelo de ajuste de Javier Milei y advirtió que las formas de protesta de los trabajadores están cambiando hacia estrategias más inteligentes y menos confrontativas en lo físico, pero igual de efectivas en lo político

–El domingo se formalizó lo que muchos esperaban: el triunfo de Fuerza Patria. ¿Cómo lo viviste?
–Con una gran emoción. Ganamos por varios puntos y eso refleja el deseo de la gente de tener otro rumbo. Para nosotros, que venimos del sindicalismo, fue muy importante ver en el escenario a figuras como Héctor Daer, Walter Correa, Hugo Yasky, los docentes de la provincia y también a Gerardo Martínez. Que todos ellos estén juntos muestra un mensaje de unidad de la CGT y de la CTA, aun con matices. Eso potencia el respaldo a Axel Kicillof y marca que hay un sindicalismo dispuesto a dar pelea.

–¿Qué significa esa foto de unidad sindical en términos políticos?
–Es clave. Que Héctor Daer y Walter Correa estén en el mismo escenario, o que Gerardo Martínez se sume pese a su perfil dialoguista, significa que las diferencias internas pueden quedar en segundo plano frente a un proyecto que necesita defensa. Ojalá esto se traduzca en una línea más combativa. Tenemos limitaciones, cuesta movilizar a los compañeros en acciones directas, pero lo de ayer fue un mensaje claro: hay decisión de construir unidad.

–Planteás que también está cambiando la forma de protestar. ¿En qué sentido?
–Sí, yo creo que la protesta pasa a ser cada vez menos violenta y más pensada, más conducida con la cabeza. Nosotros, por ejemplo, hace años que usamos métodos como el quite de colaboración y el trabajo a reglamento. Eso evita quedar atrapados en conciliaciones obligatorias que frenan los conflictos y, al mismo tiempo, afecta directamente la operatoria de las empresas, la facturación, los tiempos de caja. Es una forma de lucha silenciosa pero efectiva. Lo mismo hace Maturano con los trenes cuando limitan la velocidad. Son estrategias inteligentes que deberíamos seguir analizando.

–¿Qué lugar ocupa la juventud y la construcción de futuro en este proceso político?
–Es central. Yo siempre digo: déjennos un país productivo, con pibes sanos y con educación. Más allá de las campañas, lo que se está haciendo hoy define el presente, la historia y el futuro. Ayer, una de las consignas del acto era “sumar fuerzas”. Y para mí el gran desafío es sostener la unidad con Axel como referencia ineludible, pero también ampliarla. Axel Kicillof planteó la necesidad de una transversalidad que sume nuevas fuerzas, y eso es lo que tenemos que cuidar.

–El triunfo en el interior bonaerense sorprendió a muchos. ¿Qué lectura hacés?
–Es muy interesante. Ganamos en lugares donde históricamente no lo hacíamos, en los distritos de generales y coroneles que siempre eran adversos. Eso habla de un rechazo claro a la política económica de Milei y de que, para muchos, ya no somos el “cuco”. La gente nos vio como herramienta para marcar su descontento. Hay que aprovechar esta ola y hacerlo mejor.

–¿Considerás que la campaña fue determinante?
–Totalmente. El equipo del Gobernador de Buenos Aires, hizo una campaña muy fuerte, sin dar tregua. Pero más allá del aparato de intendentes, que obviamente trabajó, lo que se ve es un cambio muy grande en la sociedad. En elecciones de medio término históricamente el peronismo perdió: Chiche Duarte con Fernández Meijide, Néstor con De Narváez, Cristina con Bullrich, Alberto en 2021. Esta vez fue distinto porque hubo una desaprobación clara a las políticas económicas del gobierno.

–¿Ese es el punto central del voto a Fuerza Patria?
–Sí, sin dudas. Milei hizo más rápido lo mismo que Macri y eso aceleró el deterioro de la vida cotidiana. La gente lo sintió en el bolsillo. Por eso digo: algunos nos votaron convencidos, otros sin miedo al cuco, y otros para mostrar su rechazo al gobierno. Pero todos coincidieron en que la cuestión económica no daba para más. Ese es el dato de fondo.

–Entonces, ¿cómo ves lo que viene?
–Hay que sostener la unidad, consolidar el liderazgo de Axel y construir un país productivo. Lo de ayer fue un triunfo histórico, pero también una señal de responsabilidad. Ahora empieza otra etapa, y el sindicalismo tiene que estar a la altura para acompañar, defender derechos y proponer un rumbo de crecimiento.

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